China y sus terrazas de arroz

Íbamos camino a las famosas terrazas de arroz (rice fields) en Longsheng, después de muchos kilómetros a dedo. Cuando de repente se detiene el bus y nos dicen que para ingresar necesitábamos pagar un entrada o acceso, ni dudamos y bajamos en un pestañear de ojos, no queríamos pagar por un lugar natural.
Así fue como empezamos a caminar sobre la ruta hasta perdernos entre las montañas y bosques de Bamboo. Cruzamos un baqueano intentamos preguntarle a través de señas si conocía algún lugar pero no nos entendió y siguió.

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Tratando de averiguar donde estábamos.
Con nuestra amiga descubriendo terrazas del camino

Luego descubrimos una terraza de arroz bellísima bajamos hacia la vivienda con el fin de pedir un lugar para dormir y no logramos conseguirlo. Nos tomamos unos minutos para contemplar el paisaje y como el sol estaba cayendo seguimos camino ya que necesitábamos un lugar para armar la carpa.
Estábamos perdidos y de repente apareció una chica, muy delgada caminando con su canasto de arroz en la espalda como sí fuera una mochila. Sorprendida de vernos en ese lugar nos comenzó a preguntar, en señas, que hacíamos allí y en que nos podía ayudar. Comenzó a llover y le preguntamos, a través de dibujos, si sabía de algún lugar para armar nuestra pequeña casa. En aquel momento se le dibujó una sonrisa en su rostro y nos dijo que sí, que la siguiéramos.

Jugando con los niños

Nos internamos en el bosque hasta que llegamos a un claro (donde no hay árboles) justo en el momento que el sol se escondía entre las montañas reflejándose en el agua de las terrazas más grandes del camino. Un espectáculo inigualable. Nuestra amiga nos señaló en dirección sur y observamos dos casas muy grandes con un lugar para nosotros. Sonrió y nos explicó que era la casa de su padre y de su tío.
Llegamos al lugar y nos recibieron dos niños muy amables con quienes jugamos la mayor parte del tiempo.
Ya de noche con nuestra carpa armada, apareció el dueño de casa, un señor de unos sesenta y pico de años con una cara muy amable y nos hizo la seña de comer algo. Por supuesto aceptamos y nos dirigimos al interior de la gran vivienda.
Dentro observamos una casa muy espaciosa, humilde y tradicional de esos lugares, con una gran estufa a leña, pisos de maderas, ventanas muy grandes sin vidrios y en el medio tenían peces colgados recogidos del río de la zona donde le hacían el proceso ahumado con una pequeña fogata.
No faltaron los pósteres de Mao pegados en las paredes y un televisor muy moderno en el medio de la modesta sala.
con el dueño de casaNos presentó a su hijo «El cocinero» y disfrutamos de una sabrosa comida local preparada con unos pocos ingredientes y un exquisito vino de arroz casero. La comida más rica que probamos después de una larga caminata bajo el sol. Finalmente comenzamos a comunicarnos con ayuda de nuestra guía para hablar Chino y pudimos saber más sobre sus vidas y por supuesto ellos intrigados de cómo era la nuestra.

Muy tarde llegó la mujer del señor con frutas, sorprendida de vernos, inmediatamente nos ofreció el baño. La señora insistió que estaba lloviendo y que durmiéramos con ellos en la casa pero nosotros decidimos hacerlo en la carpa. Hubiese sido buena idea dormir en su vivienda ya que a la mañana siguiente nos despertamos con agua dentro.

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Y así pudimos disfrutar de la auténtica China, el día a día de los trabajadores del arroz. Un excelente intercambio cultural que nos enriqueció muchísimo, tal fue así que las terrazas pasaron a segundo plano.

Fue muy difícil irnos ya que ellos querían que nos quedáramos. Pero como todo viajero teníamos que seguir nuestro camino en busca de más aventuras.

5 comentarios en “China y sus terrazas de arroz”

    1. Rey Lacoste Florencia

      Hola Martín! antes que nada gracias por escribir y te contamos que Andre esta trabajando en muchos artículos que pronto estará compartiendo con todos ustedes. Abrazos y gracias por seguirnos!

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